lunes, 5 de octubre de 2009

Los saberes de mis estudiantes

Hasta aquí, hemos hablado sobre como era el ambiente en el que se reformó la educación en Puebla, ahora hablaremos de la escuela, ¿Cómo se impartían las clases? ¿Se cumplieron los preceptos pedagógicos delimitados en planes y programas de estudio? ¿Cuáles fueron los resultados cualitativos que se obtuvieron?
Los edificios en los que construyeron las escuelas, no fueron modificados, siguieron permaneciendo en viejos edificios, casas habitación adaptadas en el mejor de los casos, ex conventos, capillas, cuarteles y hasta antiguos graneros, fueron usados para instalar escuelas. Podemos darnos entonces una idea de cómo eran esos espacios, donde se apiñaban hasta 200 niños. Siempre faltos de material elemental para estudiar, sin material didáctico, en salones, obscuros, mal ventilados y sucios.
Aún cuando en Puebla, había lugares donde se pudieran preparar los maestros, estos pocas veces, seguía los planes y programas de estudio. No obstante se aprecia un buen nivel en la preparación de sus clases, pues aún cuando no usaban los libros propuestos por el gobierno del Estado, usaban textos ya conocidos como el catecismo de Ripalda o textos autorizados por Sociedades Católicas. Es probable, que los textos fueran los que ellos consideraban como mejores y poco inclinados a la irreligiosidad que respiraba el mismo Gobierno Estatal.
La misma sociedad presionó por la calidad en la educación, incluso parece que estaban al tanto de lo que deberían saber los niños a determinadas edades, prueba de ello fue la importancia que se concedió a los exámenes públicos, a los que asistían personajes destacados de cada comunidad. También fue un medio para estandarizar el tipo de educación que debería impartirse en los establecimientos municipales. Por otra parte, a partir de la lectura que se hace en distintos periódicos, destaca una especie de competencia que se hace presente en dichos eventos anuales; las escuelas “particulares”, que mayoritariamente son colegios católicos intentan destacarse en la magnificencia que otorgan a tales eventos, sus invitados de honor pueden ser desde el mismo presidente municipal, el obispo de Puebla y maestros ilustres de el Colegio del Estado, se esfuerzan para que los niños examinados, reciten o declamen mejor, asistan mejor vestidos, en mejor orden, realicen “primorosas” labores, en una palabra que se vea el adelanto que presentan frente a las escuelas dirigidas por los municipios.